domingo, marzo 14

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Juan escribe frente a una computadora, se acerca a la pantalla, se para y sale corriendo. Le dice a su jefe, Joaquín, que se puede hacer fraude. Entra de noche a su casa, muy humilde, ve un cheque de poca plata de su anterior trabajo y lo rompe. Guarda algunos billetes en una caja escondida que tiene más plata dentro, junto a una revista inmobiliaria y varios dibujos. Se acuesta al lado de Julia. Al otro día, entrando a la oficina su jefe le dice que los descubrieron y que desaparezca. Espera en la calle escondido hasta que salga Julia de la casa, recoge sus cosas y sale. Llega a un departamento que le presta su jefe. Revisa la caja de dibujos y los cuelga en la pared. Mira uno de un niño largo rato. Mira otro donde se ve lo mismo que a través de la ventana del departamento. Pinta: es Julia embarazada. Joaquín ve sus pinturas y le compra algunas por bastante dinero. Sale y ve un auto amarillo. Entra en una inmobiliaria y deja un sobre. Vuelve y el auto sigue allí. Le dice a Julia por teléfono que tuvo que viajar. Ella le corta. Revisa sus cuadros y descubre uno de un auto amarillo. Se pinta a sí mismo muerto bajo tierra, sonriendo. Escribe una carta. Envuelve el cuadro del niño, lo abraza y se acuesta. Entran dos personas y le disparan. El sigue sonriendo. Entra Joaquín, lee la carta, recoge el cuadro (que dice “no abrir hasta dentro de nueve meses”), un recibo por una casa fuera de la ciudad y se los entrega a Julia. A los dos años Julia vive con su hijo en el campo. Revisando cosas viejas ve el cuadro, lo abre y empieza a llorar desconsoladamente. Es un retrato de su hijo. Juan vive cerca de ellos bajo una nueva identidad.