martes, diciembre 28

Secuencia calle

El nuevo estímulo es serio, pero dudo si funciona como estímulo. Lo importante es que escribo, hoy. Por el recuerdo, y por el tiempo en la habitación de arriba. La noche allí fue continua y placentera. Sin detalles (como en una literatura pura). Lamentándolo, no me llevé nada claro sobre el asesinato, como siempre. Al sol ya, el barrio perdió toda aspereza, salvo por la tierra del suelo reseca. Casi no pienso en la plata ni en Carlitos. Llego al límite: a una avenida. Subo al taxi. No me pregunta nada. Avanzamos. No tengo un mango en el bolsillo. Invento algo, como ahora. Le doy una dirección cualquiera. Le digo que no tengo plata, que me espere. Timbre. Timbre. Habría tres opciones: pedir de buena manera, de mala manera, o correr. Abre un tipo. Pido de buena manera, y antes de hacerlo de la mala, corro. Ahora todos piensan en el taxista que me pesigue, y cuando me enfrenta, yo ya estoy tan furioso como cuando el Rengo. Se acerca y con toda mi fuerza le reviento el tímpano. Quedó chato sobre la vereda. La calle desierta. El sol de las tres de la tarde te mata. Ya está, más hasta las manos que antes. Lo pongo en el asiento de atrás y arranco. Me digo: bueno, al menos tengo auto.

miércoles, diciembre 22

"La película"

Acomodados viendo la película pienso: es grave esta película. Podía decir: es grave en dos sentidos. Me presenta el recuerdo de la cárcel, del asesinato. ¡Cómo me cagaron, mierdas! Todas las declaraciones contra mí. En la escena había balas de salva, si creyera lo juraría. Todos declararon contra mí. Y yo sigo y sigo viendo la misma película. En el espejo estamos los dos acomodados viendo la película. Las piernas se rozan. Ahora creo que sí se juega mucho en esto porque hay mucho estímulo... (¿Muchas mujeres?) Ni historia ni escritura: un instante de lucidez por reconocerme en el límite. Ni allí ni allí. El impulso de las palabras es la nada misma. Nada. Nada. Nada. En la cárcel nada. Mucho días nada. Por nada, porque estoy seguro que las balas eran de salva. ¿Quién me llevaría a una trampa? Es extraño, pero no puedo inventarme preguntarle a ella sobre el asesinato. Aunque lo haga. Un recuerdo cerca me muestra convertido en sordera absoluta mientras me respondía:
(después de poner "pausa")
- ¿Vos te acordás de la escena del asesinato?
- De principio a fin, cada momento.
- ...
- ...
- ...
- ...después...con el arma en...puso a llorar co...
- ...
- ...
Y más nada. Llenando espacio. Una frase importante: El impulso de vivir me lleva a escribir.

viernes, diciembre 17

La lógica

Esta vez (y porque se trata de un estímulo no tiene "dirección" y "sentido") el estímulo viene en dos planos, acá en la habitación de planta alta, la única iluminada hasta hace un momento. ¿Ella está ahí o está ahí? Las dos dimensiones vendrían a ser: la presencia, y el recuerdo. El estímulo es serio, cuenta anécdotas de los viajes de este año, difícil que sonría. Antes, en el encuentro del año anterior, era más jovial, aunque menos definida. Pero la invento: no tiene un lugar dónde vivir; mejor, sí lo tiene, pero no da. Entonces viaja. He allí la razón.
- Quiero que termine el año.
- Sí, pasaron un montón de cosas -respondo-.
- ¿Adónde vas a ir? -pregunto-.
- De nuevo a Potosí, a buscar las últimas cosas y hacer la mudanza.
- Y después de nuevo a Lima.
Quedé mirándola. Estoy en el límite de preguntar y no preguntar. Invento.
- ¿Por qué de nuevo a Lima?
- Voy a ver a alguien -dice, casi sin mirar-.
Silencio. Diplomacia. Junto los vasos y la invito a ver la película. Es una película donde trabajamos juntos, que escribí yo. No se juegan muchas cosas en esto, pienso. Aplico eso que aprendí en la cárcel: esperar... ¡Vaya estímulo! ¡Por dónde voy!

viernes, diciembre 10

Log

(No sé qué me estimula)

Avenida.
Verde.
Verde.
Amarillo.
Rojo.


Verde.
La dirección trae consigo el sentido. Dirección: norte-sur; Sentido: sur. Nos metemos en un barrio áspero. No se qué dirección le dije a Carlitos. "¿Estás seguro?" Yendo y yendo llegamos. Estoy en el limite: ¿me tengo que bajar? ¡Sí! ¡Tengo que inventar! Carlitos arranca y estoy hundido en la oscuridad. Como soñando empiezo a caminar. La certeza de que la voy a encontrar. Doblo a tientas dos veces. Todo siempre oscuro. Una luz arriba se prende. Sí, esto va bien. Entro al zaguán. Todo escuro y la luz arriba. La luz se apaga. Segundo encuentro del año.

viernes, diciembre 3

jueves, diciembre 2

¿Qué lógica?

Iba a escribir: "hay un nuevo estímulo", pero dudé. Hay una nueva mujer. Una nueva mujer que ya conozco. Pero no estoy seguro de que me estimule a escribir. Esto de ahora no se de dónde viene. ¿Hay un nuevo estímulo pero no una nueva mujer? Mientras pienso en esto Carlitos mira por la ventana. Se está apagando la ciudad. No intercambiamos palabras hace horas. El departamentito está vacío. Nosotros dos y la plata. Romper el límite ahora es salir del departamento sin decir palabra. O imaginarme caminando por la ciudad a esta hora. Yo soy el que escribe e inventa. Carlitos me mira. El gato duerme. Me parece que Carlitos me hace un gesto para irnos porque luego se incorpora y agarra el bolso. Abre la puerta y me espera para salir. En el auto Carlitos me dice "¿adónde te llevo?". No se qué dirección decirle. Andamos por la ciudad de noche. Por más que Carlitos me dijo que no me preocupara siento que estoy en un quilombo: puedo inventarme esa preocupación sólo como un motivo para escribir, un "estímulo". Después de pensarlo durante varias cuadras le digo la dirección de ella.