martes, diciembre 28

Secuencia calle

El nuevo estímulo es serio, pero dudo si funciona como estímulo. Lo importante es que escribo, hoy. Por el recuerdo, y por el tiempo en la habitación de arriba. La noche allí fue continua y placentera. Sin detalles (como en una literatura pura). Lamentándolo, no me llevé nada claro sobre el asesinato, como siempre. Al sol ya, el barrio perdió toda aspereza, salvo por la tierra del suelo reseca. Casi no pienso en la plata ni en Carlitos. Llego al límite: a una avenida. Subo al taxi. No me pregunta nada. Avanzamos. No tengo un mango en el bolsillo. Invento algo, como ahora. Le doy una dirección cualquiera. Le digo que no tengo plata, que me espere. Timbre. Timbre. Habría tres opciones: pedir de buena manera, de mala manera, o correr. Abre un tipo. Pido de buena manera, y antes de hacerlo de la mala, corro. Ahora todos piensan en el taxista que me pesigue, y cuando me enfrenta, yo ya estoy tan furioso como cuando el Rengo. Se acerca y con toda mi fuerza le reviento el tímpano. Quedó chato sobre la vereda. La calle desierta. El sol de las tres de la tarde te mata. Ya está, más hasta las manos que antes. Lo pongo en el asiento de atrás y arranco. Me digo: bueno, al menos tengo auto.

3 comentarios:

  1. Hay cosas que no entiendo, que no me cierran, que no me cierran en principio, pero que me van cerrando cuando van pasando los post... Creo que de eso se trata no?
    Perla Blanca...! (Por lo menos asi lo veo yo..)

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  2. Anto, tal cual, van cerrando a medida que pasan los post...
    Gracias por la perla!!!

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