viernes, diciembre 17

La lógica

Esta vez (y porque se trata de un estímulo no tiene "dirección" y "sentido") el estímulo viene en dos planos, acá en la habitación de planta alta, la única iluminada hasta hace un momento. ¿Ella está ahí o está ahí? Las dos dimensiones vendrían a ser: la presencia, y el recuerdo. El estímulo es serio, cuenta anécdotas de los viajes de este año, difícil que sonría. Antes, en el encuentro del año anterior, era más jovial, aunque menos definida. Pero la invento: no tiene un lugar dónde vivir; mejor, sí lo tiene, pero no da. Entonces viaja. He allí la razón.
- Quiero que termine el año.
- Sí, pasaron un montón de cosas -respondo-.
- ¿Adónde vas a ir? -pregunto-.
- De nuevo a Potosí, a buscar las últimas cosas y hacer la mudanza.
- Y después de nuevo a Lima.
Quedé mirándola. Estoy en el límite de preguntar y no preguntar. Invento.
- ¿Por qué de nuevo a Lima?
- Voy a ver a alguien -dice, casi sin mirar-.
Silencio. Diplomacia. Junto los vasos y la invito a ver la película. Es una película donde trabajamos juntos, que escribí yo. No se juegan muchas cosas en esto, pienso. Aplico eso que aprendí en la cárcel: esperar... ¡Vaya estímulo! ¡Por dónde voy!

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