lunes, noviembre 8

La lógica

¡Qué bueno! ¡Está sucediendo! Sin desesperación. Sin prisa ni desviaciones, apuntalando lo que llega a mi cabeza (ella me estimula). Te digo que yo elijo qué va y qué no. Todo puede ir, son infinitas las posibilidades (me parece cursi la palabra "infinito", pero ¿de qué otra manera llamarlo?) Sin dolor puedo escribir las verdades, como por ejemplo, que ella me estimula: y quiero decir: ella me estimula hoy, días después de la primera visita de este año, a escribir, que es algo latente en mí y además a ella le gusta; pero en esta historia ¡tengo que inventar! Basta de cháchara. Volvamos ya al auto, con Carlitos, la calle, la mierda y la puta que lo parió. Está todo bien. Escribo un par de boludeces, datos medio al pedo sobre esta calle, a las siete de la mañana. Hoy se ve más movimiento que otros días por la Avenida perpendicular a la cortada. No importa. En promedio, dos o tres transeúntes hay permanentemente en la cortada. Pocas veces alguien se quedó parado en alguna puerta, mirando el reloj o esperando a alguien en una puerta. Gatos hay varios. Ya son nuestros amigos, míos y de Carlitos. Sé que Carlitos tiene un gato. Uf, ¿tiene un costado amoroso este personaje que tengo al lado? ¿Ves? Esto es lo que te digo: todavía lo tengo que inventar.

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