miércoles, noviembre 10

Qué lógica

Indicios de una amenaza de bomba adrenalínica. Rectitud, altura para enfrentar la situación, entonces está todo bien, sigo escribiendo, la libretita, más allá el Rengo, ¡el Rengo!, sale medio como puede a través de la persiana metálica, hace un paneo, parece que se detiene en nosotros, es fiero el Rengo, la digo a Carlitos ¡arrancá!, sale de su sopor y estrangula la llave, ahoga el motor, el Rengo decididamente nos está mirando, se va a acercar tarde o temprano, Carlitos es un estorbo para nuestra huida, el Rengo se nos encima, se saca la pata de palo y la estrella en el parabrisas, todo mi cara explota lagrimitas de sangre, pienso en cuando acepté este trabajo y la puta que lo parió, y bueno, volvía de la puta cárcel, soy un pelotudo, Carlitos desenfunda y le revienta la cabeza dos veces; consecuencia: los pocos giles que están en la cortada se avivan, cagamos Carlitos; con el Rengo sobre el capot, el bobito de Carlitos consigue arrancar esta chatarra y lo lleva al finado arrastrando unos cuantos metros. Qué imbecilidad. Chau, esta vez sí estoy perdido.

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