viernes, julio 24

"El dinero habla" 13ª parte

Cuando cruzaron la otra puerta dieron con un patio interior, algo así como un patio de invierno, en el cual relucían las llamas de un hogar, que era casi la única luz en el lugar. Roby tenía su último cigarrillo entre los labios. Sacó de su bolsillo el encendedor. El ruido metálico al abrir la tapa inundó el lugar tal manera que lo hizo estremecer. Encendió el cigarrillo. El otro hombre estaba parado al lado de él, vigilando sus movimientos.
El destino era la habitación mayor, donde se encontraban el jefe del clan y sus más apegados ayudantes. Este lugar estaba a pocos metros de donde estaban Roby y el grandote. Cuando estaba en la mitad del patio, la inseguridad se apoderó de Roby nuevamente; mejor dicho, se potenció, o quizás se tradujo a miedo. Se detuvo y observó su cigarrillo. Se arrepintió de haberlo encendido. Pensó que si ingresaba a la habitación mayor fumando lo podían tomar como una falta de respeto. Dio una pitada y resolvió apagarlo en un cenicero que estaba situado en la pequeña mesada sobre el hogar. Luego de hacerlo sintió caer muy bajo su autoestima, pero esta vez (distinta a la situación en que dudó entre tocar el timbre o no), no le importó. Realmente tenía temor. Estaba chocando con una realidad; mejor dicho, con la realidad, en la cual él no era tan importante como pensaba y se sentía íntimamente amenazado, no por algo tangible ni por algo de lo cual tenía la certeza de que existía, sino por algo que en ese momento permanecía tácito. Algo que tarde o temprano saldría a la luz.

3 comentarios:

  1. está bueno cómo relata lo que le va pasando al personaje

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  2. Me gustaria publicaciones con mas periodicidad. sino el hilo de la historia se pierde un poco.
    Saludos
    Ale
    Partido de la Costa

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